Tuvimos que regresar al campo base porque la tormenta nos atrapo, ahora que lo pienso creo que debí haber aguantado un poco mas aunque eso nunca lo sabre, lo importante es que ahora estoy escribiendo esto y quisiera contarlo. Estábamos a 5500 metros sobre el nivel del mar, había pasado 2 días pero ese día fue particular. Como siempre fui el primero en despertar, aunque creo que lo correcto es decir que fui el único que ya no pudo seguir acostado, estábamos en una carpa de 2 por 1.5 mts. Al abrir los ojos podía percibir que el sol estaba saliendo, pero con el movimiento limitado solo podía ver el techo de la carpa, el amarillo del techo se veía brillar con los primero rayos de sol, el techo que parecía un rombo mas que un cuadrado dejaba ver una tela que hacia las veces de protección, estaba entreabierta y se alcanzaba a distinguir una escarcha de nieve y al final de los cierres se veía como caían unas pequeñas estalactitas de hielo, no quería moverme el calor se generalizaba por todo el cuerpo y daba una sensación de bienestar, movía los pies alegremente y sentía como ya no los tenia fríos que durante toda la noche estuvieron así casi sin poder calentarse hasta que no supe y quede dormido, ahora se sentían tibios. El viento estaba en calma y en general parecía que la mañana estaba era de esas como estáticas. La sensación de seguridad que me daba estar dentro de esa bolsa de dormir hacia que no quisiera abandonarlo, lo único que podía asomar era la cabeza, aunque podía adivinar que la temperatura en el exterior era bajo cero porque la respiración se hacia evidente con mi bao que se veía comohumo blanco que se disipaba en el espacio de la carpa. Mi cabeza estaba acostada sobre una chamarra que hacia las veces de almohada, la sensación de paz en aquella mañana era evidente, saber que tenia que enfrentar el frío hace que la decisión de salir de ese cobijo sea una de esas decisiones duras, sin embargo alguien tenia que hacerlo, a milado estaban Andres y Christian, que aun se oían apacibles en sus sueños, como pude empecé a sacar mi brazo, como lo dictaba el ritual, primero la mano diestra para con esta abrir el sleeping y luego la siguiente, inmediatamente sentía como la mano tibia entraba en contacto con el frío y como las palmas se sentían metalizadas como si estuvieras tocando algo muy frío pero esta vez era el aire. Andres y Christian con mis movimientos empezaron a despertar, y ellos también empezaban a tratar de salir de su bolsa de dormir, la incomodidad de estar los 3 en una carpa hacia que todos los movimientos tuvieran que ver con el de a lado, algunos codazos y algunas risas que de esto se desprendían, los saludos matutinos, los cabellos sin ton ni son, y los ojos medios cerrados típicos de un amanecer de montaña. De a poco todos nos fuimos incorporando, el moverte y convivir dentro de esa carpa de dimensiones mínimas era duro, y sobre todo porque al voltear hacia atrás donde se encontraba la puerta de la carpa que solo es un pedazo de tela con un cierre, nuestros ojos se quedaron inmóviles al ver aquella escena, en la parte externa de la tienda de campaña donde tiene un vestíbulo que es la parte donde dejamos todas nuestras mochilas y ropas, la sensación de desesperación se hizo presente en todos. Andres que estaba a mi izquierda aun con sus cabellos despeinados y con una cara de recién levantado nos aviso de las condiciones en que se encontraba, todo estaba bajo la nieve, una capa de alrededor de 15 centímetros cubría todas las mochilas y también las botas, el nerviosismo creció al pensar que las botas se habían llenado de nieve, esto es peligroso porque nunca logras calentar la parte interna de las botas de alta montaña, las temperaturas aquí llegan hasta 30 grados bajo cero y eso era un gran problema. Cuando me volví a ver la sensación de incertidumbre se apodero de mí, hasta ya no sentía el frío. Después de esta sorpresa y al estar levantados y vestidos con nuestros trajes para el frío, nos dimos a la tarea de despejar el área y esto nos llevo un tiempo, los planes para dejar ese campamento se veían truncados porque no tuvimos la brillantez de pensar en que la tormenta de la noche anterior podía hacer eso. Era tiempo de partir y con el retraso que llevábamos teníamos que apurarnos. Al estar levantando el campamento el aire cada vez se hacia mas veloz y el frío entraba por todos lados, el cuerpo se estremecía y hacíamos un esfuerzo para no tomarlo de frente, a veces agachábamos un poco la cabeza y nos cubríamos el cuello que es por donde se siente mas. Las manos se hacían mas duras y la sentía como si miles de alfileres se clavaran en la piel cada vez que teníamos que mover una piedra. Un extraño sentimiento de desesperación empezó a apoderarse de mi, poder realizar hasta la tarea mas simple se torna imposible, sobre todo por que el oxigeno a esas alturas es menor, así que dar un palazo o mover una piedra requiere de mas esfuerzo. Por el oeste se veían como avanzaban las nubes, el sol solo asomaba en un pequeño hueco que se hacia exactamente arriba de nosotros, las nubes eran negras y por la forma y el lugar de donde venían podíamos anticipar que eran nubes del océano pacifico eso significa que vienen cargadas de agua y tal vez para que el destino hiciera mas interesante el momento, por el sur empezaban a trepar otras nubes a la montaña. El nerviosismo de apoderaba de nosotros 3 pero confiábamos en que seriamos mas rápidos que la tormenta, teníamos que llegar al campamento siguiente que se encontraba a 6000 msnm. Al tener listas nuestras mochilas nos encaminamos a partir. Aquella sensación de bienestar que había tenido en la mañana ahora desaparecía, el camino que se veía por delante parecía fácil, una ladera empinada que se bordeaba sin tener que forzar mucho la subida. El camino bien trazado y aun se podían ver las huellas de otros escaladores que habían estado ahí antes, un poco de nieve empezaba a caer, el caminar se hacia mas difícil, los músculos de las pantorrillas se desgastaban y sentía dolor cada vez que daba un paso, y cuando tenia que subir algunas piedras o el paso era mas abierto, el dolor cambiaba de músculo para sentirlo en el muslo, la respiración hacia que mis pulmones se comprimieran y expandieran con mas frecuencia, en la garganta sentías el escozor donde el viento frío tenia que pasar y hasta sentía que las lagrimas se secaban mas rápido y era mas difícil el parpadeo. Cada vez el viento empezaba a arreciar, y con este traía la nieve, poco a poco la montaña se empezó a pintar de blanco, con mucho esfuerzo Andres seguía los Pasos de Christian, yo estaba en medio de los 2, aunque el mas lento era Andrés, todos seguíamos con nuestros pensamientos, y con el miedo de que la tormenta empezara, los pies a cada paso se convertían en pesadas lozas donde cargaba mas y mas hielo que se pegaba a la bota, mis pies por dentro era como una tabla que con el tiempo no se podía flexionar, el frío empezaba a sentirse en cada parte del cuerpo y la tormenta cada vez mas nos abrazaba. Eran alrededor de las 3 PM cuando habíamos pasado los tramos difíciles, en este momento el camino ya no era mas que una alfombra de nieve y tratábamos de adivinarlo. El malestar general era evidente, mis manos estaban tan frías que era difícil moverlas, no podía abrir y cerrar el puño y si lo hacia el hueso y las venas dolían, el frío llegaba hasta los huesos y ahora si estábamos en medio de la tormenta, la visibilidad era de aproximadamente 3 metros y los vientos llegaban a 50 kms por hora. Después de caminar una hora mas nos dimos cuenta que estábamos en un lugar donde no existía vereda o estaba debajo de nosotros como 30 centímetros enterrado en la nieve. Por primera vez hicimos una censo para ver que decisión tomaríamos arriesgarnos a seguir caminando o tratar de regresar al campamento. Decidimos seguir, según nuestros cálculos nos faltaría una hora mas y como 60 metros para llegar a la cota de 6000 metros. Pero el tiempo transcurría y ya era mas evidente los síntomas de congelación y de tormenta hacia un tiempo que los vientos habían a ser mas violentos, traían nieve y la que caía la levantaba, hacia ventiscas. Una vez mas nos detuvimos a revisar cual era el siguiente paso, esta vez decidimos bajar, el único que se opuso fue Andres, pero logramos convencerlo porque era el mas lento. La tormenta estaba en su clímax, se podía oír el viento ya con las cabezas agachadas tratando de refugiarnos un poco de la nieve que volaba por todas partes, el caminar hacia abajo se hacia pesado porque con el frío los músculos se atrofiaban, los pasos eran cortos y midiendo el piso, cuidándonos de cualquier resbalón, el peligro era evidente y ahora solo pensaba en llegar a refugiarnos en el campamento anterior. El camino estaba borrado completamente y adivinábamos cual era la mejor manera de bajar, Andres comandando la bajada y finalmente después de 2 horas en que estuvimos perdidos llegamos al refugio, parecía que todo había pasado demasiado rápido pero con la sensación de haber vivido y pensando muchas cosas, nunca sentí miedo pero si me parecía que la llegada era aun demasiado lejos. Al final logramos refugiarnos en esta caseta de los guardaparque, era un lugar mínimo, como si fuera el camper de una camioneta, adentro solo cabían dos camas y al final se encontraba una estufa, nos ofrecieron algo de sopa caliente y retomábamos el calor, la seguridad que ofrece el lugar es evidente y mas porque estábamos con las personas que conocen la montaña, era momento de tomar la decisión de esperar y seguir o bajar al campamento siguiente, por fin decidimos lo segundo. Bajaríamos y lo intentaríamos después de que pasara la tormenta. Lo que paso ahí y después fue el golpe mas duro esa jornada, el guía que se escuchaba por radio pidiendo comida y agua tal vez seria la ultima vez que oíamos algo de el. Y después toda la resignación nacional con la historia que se desprendió.
queremos mas relatos de Aconcagua !!!! Nos dejas con ganas de mas !!!